Nahui
(el que navega al mediodía)
En paz consigo mismo, de momento, acepta tratar cuestiones atrasadas, la sinopsis en la que vive. Buscar la prosperidad con los suyos parece un anhelo lícito para la acción, no ha pretendido nada nuevo, pues todos los hombres comparten ese ideal práctico, si mal difieren en dar o prohibir el derecho a la igualdad de armas, y en la honradez que evita aprovecharse de las influencias externas a su habilidad, talento o empeño. Es verdad que puede volver, integrarse, obedecer y callar, aunque esa hebra argumental exige renunciar a sus pretensiones quiméricas, a su identidad como ser humano y a su vocación perversa de lector escriba.